En el libro Redacción
eficaz. Con prontuario de redacción y estilo (México: Editores mexicanos
unidos, 2012), la Dra. Guillermina Baena, teniendo en cuenta que el lenguaje es
-como dice Santiago Revilla- “el medio que tiene el hombre, como ser racional,
para manifestar sus ideas o sentimientos” (10), esboza el desarrollo de los
sistemas de signos que usamos para comunicarnos, desde los sistemas mímico que corresponde a la adopción de
señas y gestos por parte del hombre primitivo, hasta el gráfico, que considera “el más universal de todos”, pasando por el onomatopéyico y el oral, para abordar, acto seguido, sus funciones y modalidades.
En cuanto a las funciones del lenguaje, la Dra. Baena señala
cuatro, a saber: la función informativa
que “se realiza mediante la formulación y afirmación (o negación) de
proposiciones” (18); la función
expresiva, que tiene una doble implicación, por un lado, la manifestación
de sentimientos y, por otro, el deseo de provocarlos; la función directiva que pretende “originar o impedir una acción
manifiesta” (19); así como la función
ritual que incluye las frases de rutina y otras convenciones que se
enuncian casi de manera automática.
Estas cuatro funciones no han de confundirse con las
funciones propuestas por Roman Jakobson y que actualmente se encuentran
explicadas en la mayoría de manuales de redacción para bachillerato. Pongamos
por caso el Taller de lectura y redacción
por competencias 1 de Lucero Lozano (México: Nueva editorial Lucero, 2009),
donde aparecen explicadas, relacionadas con su intencionalidad y ejemplificadas
de la siguiente manera.