jueves, 22 de septiembre de 2016

Resumir

En su libro Cómo resumir un texto, Teodoro Álvarez Angulo (Barcelona: Octaedro, 2004) afirma que, “contra lo que pueda parecer, resumir o condensar información no es tarea fácil: requiere por una parte, una comprensión correcta del texto; y por otra, es un proceso textual de reescritura, de creación de un nuevo texto”.

 En efecto, lejos de ser una mera técnica de reducción (recortar palabras del autor y pegarlas en orden), resumir es una habilidad cognitivo-lingüística que implica el reconocimiento de las tipologías textuales, las intenciones que subyacen en el discurso y su significado, esto es, comprender el contenido del documento para luego generalizar lo que pueda generalizarse y suprimir la información redundante, secundaria o de apoyo, transcribir aquello que no puede parafrasearse y finalmente producir un texto que respete la macroestructura semántica.

La macroestructura semántica “expresa qué elementos textuales son más relevantes en la información semántica del discurso, considerado como un todo y a la vez precísalos elementos textuales más importantes”. Se refiere a “la coherencia global del discurso”.

Dicho de otra manera, el paso de la comprensión de un texto base (original) a la producción de un texto derivado (resumen) requiere una serie de transformaciones léxicas, sintácticas y semánticas que ocurren en diferentes niveles.