En efecto, lejos de ser una mera técnica de reducción (recortar palabras del autor y pegarlas en orden), resumir es una habilidad cognitivo-lingüística que implica el reconocimiento de las tipologías textuales, las intenciones que subyacen en el discurso y su significado, esto es, comprender el contenido del documento para luego generalizar lo que pueda generalizarse y suprimir la información redundante, secundaria o de apoyo, transcribir aquello que no puede parafrasearse y finalmente producir un texto que respete la macroestructura semántica.
Dicho de otra manera, el paso de la comprensión de un texto base (original) a la producción de un texto derivado (resumen) requiere una serie de transformaciones léxicas, sintácticas y semánticas que ocurren en diferentes niveles.