martes, 24 de marzo de 2009

Coherencia

Al hablar de “La textura discursiva” en su libro Las cosas del decir (Barcelona: Ariel, 2004), Helena Calsamiglia y Amparo Tusón señalan una coincidencia en las teorías recientes que tienen al discurso como objeto de estudio. Un texto es mucho más que el aglutinamiento de material lingüístico, es más que la distribución ordenada de oraciones en un párrafo y las relaciones que entre ellas se establecen, es pues, “una unidad semántico-pragmática” (217). La observación es importante para la redacción, porque nos recuerda que la finalidad de la escritura es realizar actos y producir sentidos. De ahí que, además de atender al “contenido o información global” y su estructura (orden, relación), debemos considerar “los implícitos, el conocimiento enciclopédico o la experiencia compartida entre Emisor y Receptor”.

Detengámonos brevemente en la producción de sentido. Robert-Alain de Beaugrande y Wolfang Urlich Dressler en su Introducción a la lingüística del texto (Barcelona: Ariel, 1997)distinguen entre significado y sentido: “El concepto de significado se emplea para designar la capacidad de una expresión lingüística o cualquier otro signo) para representar y para transmitir conocimientos”, mientras que reservan el término ‘sentido’ “para referirse al conocimiento que se transmite de manera efectiva mediante las expresiones que aparecen en el texto”. Se produce una indeterminación cuando el “sentido intencionado” del Emisor permanece inaccesible al Receptor. Si la indeterminación es causada por la incompetencia o el descuido del productor textual, se considera ambigüedad; en caso contrario, se le denomina polivalencia. El sentido no está dado de por sí, se construye mediante la activación de conceptos o conocimientos en una secuencia que se conoce como continuidad de sentido, necesaria para que un texto tenga coherencia, pues según Beaugrande y Dressler:

La continuidad de sentido está en la base de la COHERENCIA, entendida como la regulación de la posibilidad de que los CONCEPTOS[1] y las RELACIONES que subyacen bajo la superficie textual sean accesibles entre sí e interactúen de un modo relevante. Esta organización subyacente en un texto es lo que se denomina MUNDO TEXTUAL. (135-136)

Y más adelante, insisten:

La coherencia ha de entenderse como el resultado de la combinación de los conceptos y de las relaciones en una RED compuesta por ESPACIOS DE CONOCIMIENTO orbitando alrededor de los temas principales del texto. (148).

Los conceptos vienen a ser una reelaboración y expansión de las categorías de pensamiento aristotélicas, que Benveniste denominó categorías lingüísticas. Se dividen en conceptos primarios (objetos, situaciones, acontecimientos y acciones) y conceptos secundarios (estado, agente, entidad afectada, relación, atributo, localización, tiempo, movimiento, instrumento, etc.).
Estas aportaciones se realizan desde un enfoque cognitivo. Y que demuestran que –en palabras de Calsamiglia- “en los propios hablantes se encuentra la capacidad de dotar de coherencia a frases sueltas, inconexas, gramaticalmente incompletas, intercambios mínimos que parecen no tener ningún sentido” (222).

En el ejemplo de la fotografía "SE RENTA CELULAR", una lectura desde la gramática tradicional nos llevaría a preguntar: ¿quién puede estar interesado en rentar un celular?; pero si atendemos al lugar en el que está colocado el mensaje, el tamaño de las letras y nuestro conocimiento de mundo, el texto puede tener sentido.

Hay otras interpretaciones que entienden la coherencia en una relación mucho más íntima y estrecha con la cohesión del texto, como en el caso de las reglas propuestas por Charolles, y que son sintetizadas por la misma Calsamiglia:
a) Regla de repetición: es necesario que la mayor parte de las proposiciones se encadenen tomando como base la repetición de algunos elementos.
b) Regla de progresión: es necesario que el desarrollo se produzca con una aportación constante de información nueva.
c) Regla de no-contradicción: es necesario que no se introduzca ningún elemento semántico que contradiga un contenido establecido previamente.
d) Regla de relación: es necesario que los textos estén relacionados en el mundo –real o imaginario- representado. (221)

También es posible hablar de la “coherencia pragmática”, entendiéndola como un “mecanismo de autorregulación de sistemas en interacción” durante el proceso comunicativo, de modo que

A mayor grado de contextualización el texto producido necesita menos indicadores, señales y elementos lingüísticos que sustenten la coherencia [...]. Mientras que a menor grado de contextualización el texto necesita indicadores o elementos lingüísticos que otorguen coherencia: es el caso de las narraciones literarias. (224)

NOTAS:

[1] Los conceptos son definidos como “configuración de conocimientos que pueden activarse o recuperarse de una manera más o menos consistente y homogénea”. Y se sustentan en el hecho de que durante la comunicación se producen expresiones que apelan al conocimiento. La interacción provoca un almacenamiento activo.

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